Los jóvenes y el placer de la lectura

Es seguro que buena parte de los jóvenes que leen habitualmente literatura, lo
hacen por placer. Por algún tipo de placer que la lectura les despierta y convoca.
Mientras se adentran en un texto literario, los jóvenes suelen encontrar en la
intriga, la trama, el lenguaje o los personajes, algún tipo de interés que, si el texto
lo ayuda, se convierte en una experiencia de placer que suele devenir en pasión.
Por la misma razón, el abandono de un texto es, de alguna manera, el resultado
de un desencuentro con el placer.


Los jóvenes que se enganchan con la trama de una historia, lo hacen consigo
mismos. La lectura les permite desarrollar juicios morales propios, sumarse a las
emociones de los personajes, descubrir su carácter, identificarse sin restricciones
con ellos, no tomarlos en cuenta o también repudiarlos. En suma, cuando los
jóvenes penetran en un texto, lo transforman en una experiencia de conocimiento
de sí mismos, en la medida en que descubren sus propias emociones y
valoraciones, sin que necesariamente medien valores estéticos o morales
preestablecidos. El texto en el joven lector que lo devora, se convierte en una
experiencia fugaz e intensa de construcción de juicios personales, vivencia de
emociones, disfrute de la palabra, asombro frente a la vida.


Juan Samaniego F.

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